La producción artesanal es el resultado de una nueva realidad digital y un renovado espíritu sostenible, el rasgo de unión de los desfiles de moda del 18 de septiembre, que comenzaron con la proyección en la pantalla de imágenes de fibras en movimiento vistas bajo el microscopio.

De la moda artesanal, pasando por tejidos ecológicos, el mundo bridal responde resueltamente a las necesidades de una nueva era y lo hace con el refinamiento de un encaje de guipur y la poesía de un bordado.

Las colecciones celebran el universo femenino en todas sus facetas: la fuerza, la determinación y el poder de la mujer en los vestidos más estructurados, con líneas limpias, geométricas, casi dibujadas que se desvanecen en siluetas etéreas para realzar lo femenino, la parte más delicada, romántica y sensual. Los tejidos mikado y cady dan paso a suaves encajes de inspiración vintage, tules de seda, organza, plumetis bordados de diamantes con micropaillettes.

Las transparencias en los profundos escotes, los guantes largos salpicados de cristales, el esponjoso tul de las mangas y el vaivén de los largos flecos de las capuchas dan ligereza a las formas.

En contraste, levitas y faldas anchas con volantes degradantes o cubiertas de pétalos extragrandes, fourreaus con escotes y mangas abanico, enaguas con maxi lazos desmontables y colas impresionantes. Los minivestidos y los trajes pantalón se adaptan bien al día y a la noche.

La paleta de colores va desde el blanco puro hasta el marfil natural y los colores pastel, con manchas de rosa frambuesa y destellos de amarillo dorado, mientras que puñados de perlas iridiscentes esparcen destellos de luz.
Es una moda contemporánea, nacida en el antiguo arte del trabajo artesanal, y única como lo son todas las mujeres.
Por Elisa Nascimbene para Valmont Barcelona Bridal Fashion Week